EDITORIAL 31 DE DICIEMBRE 2014

PERON

Carlos MERENSON

En febrero de 1972, con la publicación de «Mensaje a los Pueblos y Gobiernos del Mundo», Perón invita a superar el esquema político bidimensional clásico para internarnos en una tercera dimensión analítica – incorporada por la “ecología política” – que centra el debate en la orientación y los fines de la producción y el consumo, a partir de la antinomia productivismo/antiproductivismo. Mensaje que lamentablemente no ha sido plenamente asumido por la dirigencia peronista y escasamente rescatado en la literatura política.

El productivismo economicista y tecnocrático, común tanto a izquierdas como a derechas, a democracias o dictaduras, es cuestionado por un ecologismo que lo considera responsable de la crisis ecológica y sus consecuencias socio políticas. De este modo conduce a la ecología a dejar su nicho científico, en el campo de las ciencias naturales, para instalarla en el campo de las ciencias políticas y sociales, disputando el sitial hegemónico a la economía como “ciencia de crisis”.

Perón se mostró interesado en el proceso de nacimiento del ecologismo en las décadas de 1960 y 1970, pero sus inquietudes por la defensa del patrimonio natural, su visión sobre la realización del hombre y su crítica a los sistemas hegemónicos pueden encontrarse muchos años antes. Es así que en 1949  en “La Comunidad Organizada” citando a Rabindranath Tagore, sostenía: …el mundo moderno empuja incesantemente a sus víctimas, pero sin conducirlas a ninguna parte. Que la medida de la grandeza de la humanidad esté en sus recursos materiales es un insulto al hombre.

En  su carta al Secretario General de las Naciones Unidas, Kurt Waldheim y en su «Mensaje a la IV Conferencia de Países no Alineados», realizada en Argel en Septiembre de 1973, Perón sienta las bases de un proceso político basado simultáneamente en el desarrollo económico, la justicia social y la protección ambiental. Resulta contundente al advertir que la cuestión ambiental …en su conjunto, no es un problema más de la humanidad, es el problema.

En lo que puede considerarse su testamento político – “El modelo argentino para el proyecto nacional”, de mayo de 1974- sostiene que resulta paradójico  …observar como en un mundo que siente cada día con mayor fuerza la presión de la escasez de los recursos primarios, algunas concepciones tratan por todos los medios de fomentar el consumo en forma irracional y dispendiosa. Esto no solo torna cada día más oscuras las posibilidades de las generaciones futuras, sino que refuerza los lazos de dependencia especulativa de grupos e intereses privados reñidos con el interés de la comunidad.

A lo anterior podríamos sumar las reiteradas denuncias sobre la falacia que implica pensar y actuar como si habitáramos un planeta inagotable; como si la vida fuese una lucha donde sólo los más aptos deben sobrevivir; como si el mercado fuese la respuesta a cualquier pregunta, corrigiendo por si solo todas las diferencias económicas y las injusticias; como si fuese cierto que cuanto más se consume, mejor somos; como si el fin económico justificara los medios militares o como si el futuro no fuese de nuestra incumbencia.

Perón formula un llamado a los pueblos y los gobiernos para que despierte en ellos una conciencia ética ambiental que incline la balanza a la hora de tomar decisiones y de evaluar sus consecuencias. Analiza en profundidad y con amplitud las complejas e interrelacionadas cuestiones ambientales, económicas y sociales a partir de una comprensión holística.

Esta visión ecologista no puede ser confundida con un planteo ambientalista superficial y tecnocrático que solo puede inspirar a un grupo de presión condenado a quedar integrado como furgón de cola de un partido tradicional. Por el contrario, constituye un legado ideológico fundamental, el nervio motor de una nueva sociedad, de una nueva economía, de un nuevo paradigma.

Una propuesta que se instala en el campo del progresismo, cuestionando a aquellos movimientos sociales y políticos catalogados como “progresistas” que no han incorporado los nuevos conceptos de solidaridad planetaria e intergeneracional y cuyas lógicas ideológicas aún descansan en postulados economicistas.

Este legado ideológico nos advierte que hoy no basta con luchar por la justicia social, la soberanía política y la independencia económica sino que además resulta indispensable luchar por la supervivencia. Que de nada vale defender nuestros recursos naturales, si seguimos aferrados a métodos de desarrollo que han significado la negación de un uso racional de tales recursos. Un legado que no permite confundir el concepto de sostenibilidad con el de rentabilidad en términos económicos y que exige una transformación profunda de la vida material, de la manera misma de producir, consumir y de compartir la vida de la comunidad.

Vivimos un momento en el que la triple crisis – social, económica y ambiental – confluye con el cenit petrolero y a nuestra sociedad fosilista. Es en tal escenario que urge garantizar la resiliencia de la sociedad frente a los monumentales cambios que se avecinan. La cultura productivista-consumista, la mercadolatría y la tecnolatría que han dominado el imaginario colectivo desde la primera revolución industrial hasta nuestros días ya no pueden dar respuesta a este desafío.

En Argentina, el peronismo es la única expresión política tradicional que ha heredado un autentico legado ecologista de su fundador y, en virtud de ello, su dirigencia tiene ante sí una disyuntiva crucial: ignora ese legado -y queda atrapada en un esquema político que no puede dar solución a las nuevas y complejas demandas de la sociedad- o, por el contrario, lo asume y se transforma en la fuerza política capaz de cambiar el actual rumbo de insostenibilidad uniendo voluntades…por encima de las diferencias ideológicas que separan a los individuos dentro de sus sociedades o a los Estados dentro de la comunidad internacional. En uno u otro caso, todo hace suponer que la ecología política se abrirá paso en el escenario político argentino y su presencia marcará un punto de inflexión en el debate político nacional.