Columna de opinión
Por Jorge Daneri, especial para ANÁLISIS DIGITAL
La plaza estaba inundada por el pueblo de Gualeguaychú. El entonces Canciller Rafael Bielsa, junto a quien gobernaba la provincia de Entre Ríos, Jorge Busti, su ministro de Gobierno y Justicia, Sergio Urribarri y el Embajador Estrada Oyuela, presidían la sesión abierta y popular. Precisamente en ese contexto, al poco tiempo, en una sala del Ministerio de Relaciones Exteriores, se encontraban los cuatro abogados de aquella Asamblea Ciudadana convocados por el Gobierno Nacional. Trabajaban de modo conjunto, con un equipo profesional de la Cancillería y otras instituciones -estaba presente, también, la Fiscal de Estado, Claudia Mizawak-, en la estrategia jurídica para acceder a la Corte Internacional de Justicia de La Haya, Holanda. En ese transcurrir fueron, todos juntos, en dirección hacia una visión de cuenca del río Uruguay más lúcida. No se debe olvidar: el pueblo estaba saliendo con una presencia casi de celebración cívica a la calle y sabía bien de lo que se trataba, aún bien claro lo sabe.
Repasar en estos tiempos el texto de los puntos centrales de la demanda judicial allí desarrollada, el enorme esfuerzo técnico, social y político desplegado, y contrastarlo con el proyecto de Ley que autoriza al Poder Ejecutivo a la construcción de dos acueductos en el Norte de Entre Ríos, asociado al Estado Chino y sus tentáculos, desconcierta.
No se sabe si la realidad o la ficción fue el primer escenario o es el de estos tiempos. Algo no cierra, no encuentra punto de equilibrio, no existe proporcionalidad, ni puentes de razonabilidad.
No hay duda de que comparando los procesos sociales y políticos mencionados, el retroceso es enorme. Y como siempre, en las buenas y en las malas, hay responsables con nombres propios.
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Se convoca de modo urgente a la Cámara de Diputados de la Provincia en los días de enero cuando buena parte de la población descansa, como apostando al desinterés de una sociedad que se presume dormida o en otra cosa.
Si ponemos hoy en la mesa del debate público los puntos de aquella demanda internacional por Botnia, los incumplimientos denunciados antes, cada imputación, no solo se repite en lo básico, elemental o primario ahora, sino que se agiganta en el impulso para lograr la autorización Legislativa hacia una total delegación de facultades al Poder Ejecutivo, destinados a tomar un crédito millonario para a la construcción de los acueductos comprometidos secretamente, con China.
El error oficial espanta también por las supuestas lecciones aprendidas cuando se confluía en una causa ambiental que parecía común. Ahora todo lo hecho antes resulta negado, cegado y silenciado desde un ejercicio abusivo del poder central y una dependencia político cultural realmente asombrosa. No hay aquí, ni por asomo, una inspiración artiguista.
Frente a los cuestionamientos públicos de diferentes sectores, ante las preguntas elementales formuladas a través de los medios de comunicación, la estrategia del gobierno, como casi siempre, es el silencio o el «vamos adelante contra viento y marea». No se dispone, puntual y claramente, de una sola respuesta seria, elemental, mucho menos sustancial.
El poder así está enfermo, la alienación y la dependencia del mandatario mayor de la provincia hacia las órdenes de los Ministros Nacionales ejecutores de la nueva dependencia del renovado Imperio Chino, junto a los artistas de la trampa financiera global, Inglaterra, parecen estar de fiesta.
Contemplar aquella plaza de Gualeguaychú, las sesiones esperanzadoras de la Convención Constituyente de los entrerrianos y observar la actualidad política provinciana en el pobre recinto, nada honorable, vacío de ideas propias, amarrado a otras agendas, negocios y objetivos extraños, es demasiado triste. Sin creatividad alguna, sin política nacida desde adentro, solo esclavos de las tendencias geopolíticas de más de lo mismo, con nuevos-viejos rostros.
Algún fenómeno se ha llevado puesto un sistema de ideas. Cuando vuelva el tren de la tercera posición o liberación o dependencia, «por favor avisen» dicen aquellos hombres comunes que creyeron, pues ahora Milton Friedman, por si no lo saben, está de fiesta, subido al pedestal más elevado de su ideología del capitalismo salvaje de la Escuela de Chicago ejecutada, también y ahora, desde la China «moderna».
De poner frenos al ALCA, Argentina, con un sueño entrerriano extraviado, consolida un ALCA bilateral a la medida China. Dos mundos, el real y la ciencia ficción. La ficción parecería ser la historia imaginaria de la lucha frente a las plantas de celulosa y la Nueva Constitución de papel, solo de papel.
La política exterior Argentina es un caos, se va vendiendo a los mejores mercaderes, desde Iran, pasando por Rusia y consolidando con China, mientras, Monsanto, Chevron y las Mineras, celebran este barco con bandera de Panamá.