Jorge Daneri, especial para ANALISIS DIGITAL
Debemos tenerlo claro. Los actos del gobierno no son públicos, pueden incluso ser secretos y no se expondrán en Boletín Oficial alguno. Para su registro confidencial y privado, se conformará una sociedad anónima que se llamará Caja de Seguridad S.A. Será administrada, atento su mayor capital son los ex-bienes comunes o patrimonio común de todos los entrerrianos, por el fiscal de Estado, ahora denominado Fiscal de Estado S.A. porque lo de arroz, quedaba feo. No duró ni dos meses. Esto tiene, además, el paraguas nacional, o mejor, Imperial, es posible dure algunos tiempos más.
Todos los contratos de obras públicas, desde un centavo hasta mil millones de dólares, se adjudicaran en forma directa a las empresas nacionales y populares, como a las del Estado Chino, que al gobierno de Entre Ríos y nacional, la voluntad popular le ha otorgado conforme mandato amplio para hacer, lo que su sano o enfermo y honorable o no, sentido común o de la oportunidad, así disponga.
Asistimos a una visión política casi revolucionaria. Son más importantes los contenidos que las formas expone el gobernador de Entre Ríos en un panfleto inapelable que se conforma en el verdadero e histórico hito reformador de las esencias del propio derecho público y privado. El contenido y las formas a partir de ahora, son mundos que nada tienen que ver entre sí y que quede claro, la filosofía del Derecho y sus mil abogados y jueces, como filósofos, estudiaron sin darse cuenta ni notificarse fehacientemente de tan luminosa y esperanzadora sentencia política que ahora el elevado mandatario, nos regala y así libera.
Lo reservado y confidencial, como lo privado dentro de lo «público», será la norma, las reglas del juego o de la timba. Esto, de libre interpretación, claro. Los responsables de su aplicación, saben bien de lo que estamos escribiendo, hablando, delirando.
El Consejo Económico y Social de la Constitución de Entre Ríos se «integra» con el Estado Chino y quizás el Ruso, logrando así, la República de Entre Ríos, un equilibrio estratégico histórico en la balanza geopolítica de la aldea global. De Inglaterra juzgando, ni los chinos hablan, es que es más secreto y confidencial.
La «Alianza Estratégica Integral» con China a sancionado en breves meses, una reforma constitucional, sin presupuesto alguno y sin convencionales constituyentes elegidos por la voluntad o la soberanía popular. Ahora el pueblo se está notificando. De nuevo u otra vez ¿se está notificando?
La clandestina Reforma Constitucional, habilita olvidar la historia de las reivindicaciones por la transparencia, información de libre acceso ciudadano, participación democrática en evaluaciones y construcción de decisiones políticas relevantes, publicidad, control independiente, etcétera, de aquello que se ha dejado de llamar los actos públicos de gobierno. Así nuestra tranquila sociedad saldrá a comprar bienes materiales con agregados valores y sus tecnologías, gracias a esta nueva alianza estratégica integral a la China, que así las cosas y por un tiempo, nos va a desintegrar, no tanto por sus impactos económicos, pero sí en el valor impecable de las palabras constituyentes acordadas en la democracia territorial de gentes de por aquí, la tierra de los seres y ríos libres gracias a la convicción de libertad, igualdad y democracia federal, que de golpe, casi drásticamente, al estilo de la mejor revolución oriental, todo lo ignora, todo lo básico de los derechos humanos, de las esencias democráticas, se va bien al fondo de las aguas de los ríos mas «cristalinos» del planeta, el Salween, Amarillo y Yangtze.
La palabra negada, la palabra en la letra del texto mayor, la Constitución Nacional y Provincial, fusiladas. La política negociada en los altares del imperio de lo nuclear, mineral, de los combustibles fósiles y de las construcciones faraónicas, en un mundo donde ya en algunos de sus rincones se escriben historias que van posibilitando salidas de la mayor crisis de civilización que transitamos, en donde la palabra simplemente se respeta y por ese gesto elemental de la cultura democrática, tienen aún chance de perdurar o de un porvenir en paz y hacia procesos de sustentabilidad democrática, ecológica y social.
Nos reformaron la palabra -del contrato social básico y para algunos vital- cobarde, clandestina y totalitariamente. Y ella, la palabra mayor, se ha silenciado, pero solo por algunos instantes de la transitoriedad de estos tiempos y estos personajes, sin ideas propias, sin ideologías, solo traficantes de la emergencia y esclavos serviles de la voracidad de los hombres demens.
Igual que Carlos Menem, que María Julia Alsogaray y Felipe Sola, desde el totalitarismo genético y carnal, al totalitarismo impúdico de pretender silenciar las palabras profundizando modelos productivos desbastadores y autoritarios, para simple y patéticamente, hacer, más de lo mismo en la tierra de los primeros experimentos de los laboratorios de la realidad, donde las lecciones hasta ahora, no se aprenden, incluso, no se estudian, está prohibido, y los que saben, solo lo pueden dejar en la Caja de Seguridad, S.A. en manos del señor Fiscal de Estado. S.A