Contribución invitada por Rosie Cooney
Blogs, 31 de julio de 2015
Su derecho a tomar sus propias decisiones ha sido expropiado por personas extranjeras, que no son responsables ni rinden cuentas por vivir con la vida silvestre.
Traducción: Lic. Victoria LICHTSCHEIN
La indignación por la muerte del león Cecil ha llevado a la realización de peticiones para una prohibición de la caza deportiva para la obtención de trofeos, pero ¿tendrá esto los resultados deseados?
El león Cecil, al que le dispararon de forma controvertida y que fue muerto la semana pasada, fotografiado en 2014. Pero una prohibición de la caza deportiva podría no salvar a los leones y podría en cambio acarrear consecuencias no deseadas (Photo: Vince O’Sullivan, Creative Commons, via Flickr)
El león Cecil, un macho adulto magnífico y muy amado, fue atraído fuera del refugio seguro del Parque Nacional Hwange en Zimbabue la semana pasada e ilegalmente herido, para luego sufrir una agonía larga y dolorosa.
La indignación mundial y los reclamos para la adopción de una prohibición de la caza deportiva para la obtención de trofeos surgieron luego de este incidente, pero ¿cuáles serían las consecuencias si se adoptara tal prohibición?
La caza deportiva para la obtención de trofeos es el extremo de «alto valor» de la caza, en el cual personas (a menudo ricas y principalmente de Occidente) pagan mucho dinero para matar un animal. En el sur de África, un área cercana al doble del tamaño de los parques nacionales de la región es utilizada para la caza deportiva.
Provoca repugnancia y repulsión – los animales son matados por deporte y en algunos casos (como el de los leones) ni siquiera son comidos luego de muertos. Incluso los millones de cazadores recreativos de fin de semana que llenan sus congeladoras tienen dudas acerca de la caza para la obtención de trofeos.
Parece tener poco lugar en el mundo moderno, en el que la humanidad se está moviendo hacia una posición ética que garantiza de manera creciente a los animales más de los derechos morales que lo que los humanos se otorgan (al menos en principio) unos a otros.
Así que examinemos ahora la burbuja de pensamiento en la cual la Unión Europea y Norteamérica prohíben la importación de trofeos; Namibia, Sudáfrica, Zimbabue y otros países africanos prohíben la caza para la obtención de trofeos; las líneas aéreas y las compañías navieras se niegan a transportar trofeos; y la industria muere de una muerte lenta (o rápida), librando al mundo de esta mancha tóxica en nuestra conciencia colectiva.
¿Una prohibición salvaría a los leones?
Ahora pasemos a examinar el sur de África, orgullosos de lo que hemos conseguido firmando las peticiones online, haciendo lobby a políticos, a través de nuestros “compartir” y comentarios en Facebook. ¿Hemos salvado a los leones? ¿Hemos salvaguardado las aéreas silvestres? ¿Hemos asestado un golpe mortal al comercio ilegal de vida silvestre? ¿Hemos liberado a las comunidades locales de los cazadores extranjeros imperialistas?
Volvamos al Parque Nacional Hwange, el escenario de la muerte de Cecil. La Autoridad de Manejo de Vida Silvestre y Parques Nacionales de Zimbabue, responsable del manejo del parque, obtuvo la mayor parte de sus ingresos para la conservación de la vida silvestre en todo el país de la caza deportiva. Con aportes mínimos del gobierno central (bien conocido por su buena gobernabilidad y por la asignación transparente de recursos), ahora está en problemas.
El personal de Hwange ha sido radicalmente reducido y hay poco dinero disponible para vehículos o equipamiento. La caza furtiva para la obtención de carne de animales silvestres está en aumento y los guardaparques están mal equipados para hacerle frente. El uso común de trampas lazo es indiscriminado, y en ellas se capturan leones y otros predadores, que sufren muertes agonizantes y sin sentido.
Las comunidades pagan el precio
En Namibia, más de la mitad de las aéreas de conservación de propiedad de las comunidades (http://www.nacso.org.na/what_is_cbnrm.php), que cubren el 20 por ciento del país) han colapsado debido a que los ingresos de fuentes diferentes de la caza (principalmente el turismo) no son suficientes para mantenerlas viables. Las innovadoras áreas de conservación comunitarias de Namibia han sido responsables del aumento dramático de la vida silvestre fuera de los parques nacionales, incluyendo elefantes, leones y rinoceronte negro, en los últimos 20 años; los ingresos de la caza deportiva y el turismo han alentado a las comunidades a convertir sus tierras a la conservación.
Las comunidades retienen el 100 por ciento de los beneficios del uso sostenible de la vida silvestre, incluyendo el turismo, venta de animales vivos y la caza – cerca de 18 millones de dólares de Namibia en 2013 (http://www.nacso.org.na/SOC_2013/index.php). Este dinero fue invertido por las comunidades en escuelas, salud, caminos, entrenamiento y en dar empleo a 530 guardafaunas para proteger su vida silvestre. Hoy en día, este ingreso ha desaparecido. Unas pocas áreas de conservación han logrado conseguir donantes filantrópicos ricos – pero cruzan los dedos para que la generosidad continúe fluyendo en las décadas venideras.
Las comunidades están enojadas – los indignados nunca les preguntaron qué pensaban sobre esto. Pocos periodistas o activistas de medios sociales reflejaron alguna vez su versión de la historia.
Su derecho a tomar sus propias decisiones ha sido expropiado por personas extranjeras, que no son responsables ni rinden cuentas por vivir con la vida silvestre.
La vida silvestre en desaparición
En los lugares en los que las áreas de conservación han colapsado, la vida silvestre ha sido en gran medida eliminada. Los viejos malos días han regresado, y la vida silvestre tiene más valor muerta que viva.
Los estómagos hambrientos son alimentados con carne de animales silvestres cazados ilegalmente y han ingresado las bandas de cazadores furtivos. Las comunidades ya no están interesadas en ayudar a la policía a proteger la vida silvestre, algunos programas de capacitación de guardafaunas han colapsado por falta de fondos, y los cuernos de rinocerontes, huesos de leones y el marfil están siendo exportados ilegalmente al este de Asia.
En Sudáfrica, la caza deportiva para la obtención de trofeos ha cesado, incluso la pequeña proporción de la denominada «enlatada» (en la que el león era efectivamente atrapado para ser luego cazado). En las reservas privadas de caza que cubrían unas 20 millones de hectáreas del país (http://www.ecologyandsociety.org/vol13/iss2/art43/), sin embargo, los ingresos provenientes de la vida silvestre han colapsado. Aquéllas con paisajes escénicos, de fácil acceso e infraestructura adecuada, pueden obtener ganancias suficientes del turismo de fotografía para ser viables. Pero otros terratenientes están regresando a la cría de ganado bovino, caprino y a los cultivos a fin de poder educar a sus hijos, mantener sus automóviles funcionando y pagar sus hipotecas.
La vida silvestre en estas tierras se ha ido en gran medida junto son su hábitat – desde los paisajes agrícolas degradados desde antes de los años 70, cuando el uso de la vida silvestre (incluyendo la caza) se volvió legal aquí. Los leones en estas tierras agrícolas han desaparecido hace mucho tiempo, y los que permanecen en parques nacionales son matados como animales problemas ni bien salen de los límites del parque que habitan.
¿Especulativo? Sí, pero una predicción razonable. Ha sucedido antes.
Las prohibiciones de la caza deportiva en Tanzania (1973-78), Kenya (1977) y Zambia (2000-03) aceleraron la pérdida rápida de vida silvestre (http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1523-1739.2006.00594.x/abstract) debido a la remoción de incentivos para la conservación. Algunos informes anecdóticos recientes sugieren que esto puede ya estar pasando en Botswana, que prohibió totalmente la caza el año pasado.
Lloremos la muerte de Cecil, pero tengamos cuidado de los deseos que formulamos.
Rosie Cooney es la presidenta del Grupo de Especialistas sobre Uso Sostenible y Medios de Subsistencia de la Comisión de Política Ambiental, Económica y Social/Comisión de Supervivencia de Especies de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). Estas opiniones no reflejan necesariamente los puntos de vista de la UICN.
Algo parecido ocurre con las zonas que son declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO , como Humahuaca para poner un ejemplo cercano, que una vez valoradas de esa manera ingresan al mercado globalizado del turismo y la enajenación de tierras provocando la extranjerización, el desplazamiento de poblaciones locales y ancestrales, la destrucción de sitios de valor arqueológico o etnográfico (paradoja), la mercanitilización total de la dinámica del lugar, todo lo cual conduce a la perdida de los valores materiales e intangibles que dieron lugar a la declaración de protección. Sin embargo, no es una opción valida no prohibir la caza deportiva para mantener un flujo de fondos para la vida de pobladores que no tienen otros medios. Hay dos cuestiones aquí una ética relacionada con la valoración de la vida, toda vida, que no admite dudas: no hay justificación para la matanza, salvo tal vez aquella asociada a economías de subsistencia de pequeños grupos y muy baja captura de especies que nos están en peligro. Y otra referida al poder publico y la capacidad e inteligencia para generar modelos alternativos de subsistencia que eviten tener que cambiar vidas por dinero o vidas animales por vidas humanas, sobre todo a manos de ricos, ignorantes, indolentes y criminales.
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