Carlos MERENSON

10 Laudato si PORTADA.inddDesde el preciso momento en el que se dio a conocer la existencia de una Carta Encíclica del Papa Francisco relativa al cuidado de la casa común, comenzaron a multiplicarse los más diversos transcendidos, artículos y declaraciones que – sutil o brutalmente – la objetaban o desacreditaban. A este proceso se ha agregado el silencio cómplice de gran parte de la dirigencia política, todos guiados por el mismo objetivo: sepultar – lo antes posible – los fundamentales conceptos y propuestas incluidos en Laudato si´. Si bien los abordajes críticos reconocen diferentes vertientes, todos coinciden en emprender esta Cruzada bajo el mismo lema: nadie se atreva a cuestionar la sacrosanta religión del infinito crecimiento y el libre mercado que todo lo soluciona.

Como para muestra basta un botón, analicemos la nota que lleva el peyorativo título de: Laudato si, bienintencionada pero económicamente cuestionable[1], publicada por el diario La Nación el Viernes 31 de julio con la firma del Sr. Samuel Gregg, miembro del Acton Institute [2], lobby conservador financiado por empresas estadounidenses como Philip Morris y ExxonMobil[3] que entre otras iniciativas se opone a una reducción de las emisiones de dióxido de carbono[4].

Usando los términos empleados por Gregg – se puede afirmar que lo tristemente irónico de todo esto  es que, pese a las irrefutables pruebas sobre la existencia de una crisis socio-ambiental global, fruto de haber rebasado los límites naturales para el crecimiento, alguien lo siga proponiendo como la receta magistral para que – en sus palabras – las naciones individuales y el mundo avancen…para salvar a las personas de la pobreza… para preocuparse por el medioambiente.

El Sr. Gregg nos explica en su nota que resulta criticable la visión profundamente negativa que recoge la encíclica respecto del libre mercado en tanto es el inigualable motor para ese infinito crecimiento económico que tanto bien nos hace. Resulta tristemente irónico  que insista con la más que desacreditada teoría del derrame o goteo de la riqueza.

Resulta tristemente irónico  que afirme que muchos partidarios del libre mercado han dedicado sus vidas a concebir maneras de alinear los incentivos económicos en la dirección de la conservación ambiental – lo cual es cierto – pero omita decir que ninguno lo ha logrado. Es que los partidarios del libre mercado no se han percatado que tal como lo dijera el astrofísico británico Arthur Eddington:…si se encuentra que tu teoría se contrapone con la segunda ley de la termodinámica, no puedo darte ninguna esperanza; no hay nada que pueda hacerse por ella sino sumirla en la humillación más profunda.

Resulta tristemente irónico  que el Sr. Gregg le recuerde al Papa Francisco que la peor polución económicamente impulsada (¿existirá alguna polución no económicamente impulsada?) del siglo XX ocurrió como resultado de los esquemas de industrialización estatal de planificación centralizada impuestos en las antiguas naciones comunistas; y no advierta que, tras la Caída del Muro de Berlín – como dice Francisco Puche Vergara – se abrió una inédita etapa para el neocapitalismo. Un laboratorio en el cual se podían experimentar los supuestos e hipótesis de un modelo basado en el «libre» mercado, el Estado mínimo y el equilibrio general procurado por una «mano invisible» que, guiados por el afán individual de maximizarlo todo (los beneficios, las utilidades, la producción…) iba a procurar el bienestar general y universal. Pero dejado a sus anchas, el “libre” mercado lo que ha demostrado es que suma tres efectos letales:

  • El efecto TÁNATOS: En la teoría psicoanalítica es la «pulsión de muerte» identificada por  Sigmund Freud. El capitalismo se ha mostrado como incompatible con la vida tal como la conocemos: su crecimiento exponencial, a interés compuesto, en un mundo limitado, socava los fundamentos ecosistémicos en los que se sustenta la especie humana: CRISIS ECOLÓGICA.

tanatos

  • El efecto MATEO: El efecto Mateo es la denominación  sociológica de un fenómeno de acumulación de bienes, riqueza o fama, simplificado por la frase «el rico se hace más rico y el pobre se hace más pobre». El capitalismo exacerba las desigualdades de partida, condenando a la inmensa mayoría a la miseria material, cultural y moral: CRISIS SOCIAL.El sistema ha conducido al abandono de la mitad de los niños que hoy habitan el mundo, en la pobreza y el hambre.mateo
  • El efecto ESCORPIÓN SUICIDA: Es autodestructivo, porque se realimenta exponencialmente a sí mismo con la ponzoña del beneficio hasta dosis mortales: CRISIS FINANCIERA.

 

escorpion

Resulta tristemente irónico  que Gregg pretenda desvincular a la economía de mercado del materialismo y el consumismo que son su leitmotiv. Ya lo decía el analista de mercados Víctor Lebow  en 1950: Nuestra economía, enormemente productiva requiere que hagamos del consumo nuestra forma de vida, que convirtamos en rituales la compra y el uso de bienes, que busquemos nuestra satisfacción espiritual, la satisfacción de nuestro ego, en el consumo. Necesitamos que las cosas se consuman-quemen-reemplacen-desechen a un ritmo cada vez más acelerado.

Las críticas del Sr. Gregg a Laudato si´ sugieren que para el autor de la nota los problemas ambientales y las crisis ambientales – en la práctica – no existen, ya que todos pueden ser resueltos mediante el crecimiento económico, la ciencia y la tecnología que impulsadas por el libre mercado nos evitarán cualquier escasez de recursos naturales y protegerán al desvalido hijo del crecimiento: el ambiente – o mejor – como lo denomina el Papa Francisco: nuestra casa común.

Lo cierto es que la Carta Encíclica Laudato si’ sobre el cuidado de la casa común se hace presente en un escenario en el que, día a día, se les imponen mayores sacrificios y sufrimientos a los pueblos del mundo. Al incesante aumento de la pobreza, el hambre y la desocupación, se suma un muy grave proceso de cambio ambiental global.  Asistimos entonces a una crisis del sistema productivista y consumista que, desde la década del año 1950 ha alimentado la utopía cornucopista de un infinito crecimiento económico en un planeta finito. Frente a esta crisis las ideologías tradicionales, sus expresiones político-partidarias y la tecnoburocracia, han perdido la iniciativa. De allí la trascendencia de Laudato si´ que, tras internarse en el análisis de la raíz humana de la crisis ecológica, plantea las orientaciones indispensables para cambiar el rumbo insostenible en el que nos encontramos.

Frente a críticas profundas al sistema hegemónico, como las formuladas en Laudato si´, la reacción del establishment  – tal como la desarrollada por el Sr. Gregg – no es otra que recuperar la oposición capitalismo/comunismo con la intención de demostrar que, pese a sus problemas, el sistema capitalista es el mejor camino para procurar el bienestar general y universal.

CAPITALISMO Vs SOCIALISMO 2

Al cuestionar la generalizada creencia en que las necesidades humanas sólo se pueden satisfacer mediante la permanente expansión del proceso de producción y consumo, un aporte fundamental de Laudato si´ es el superar el análisis basado en el eje clásico, de corte económico, “izquierda/derecha”, para proponer un esquema diferente, que introduce un tercer eje, asociado a la dialéctica fundamental entre productivismo y antiproductivismo, que se presenta como un eje estructurante y autónomo. De este modo, el cambio de rumbo supera la dicotomía capitalismo/comunismo para proponer una sociedad convivencial y sostenible.

IZQUIERDA-DERECHA

 

En tal dirección el Papa Francisco nos propone construir y recorrer ese camino mediante una ecología integral que, necesariamente, requiere la apertura hacia categorías que trascienden el lenguaje de las matemáticas o de la biología para conectarnos con lo humano. La propuesta entonces es una ecología que incorpore claramente las dimensiones humanas y sociales, para lo cual urge a un amplio diálogo sobre el ambiente; un camino de educación y espiritualidad ecológica que apueste por otro estilo de vida en el que la alianza entre humanidad y ambiente es central.

Excede el alcance de esta nota detallar las características de una sociedad convivencial y sostenible, pero podemos pensar que ella se apoyará en un nuevo modelo energético “postindustrial”, capaz de dar satisfacción a nuevas necesidades en un marco de crecientes escaseces. También en una nueva economía en la que el objetivo no se defina como “más”, sino como “suficiente”; una economía construida a partir de la interacción del a-crecimiento; un enfoque entrópico y una nueva forma de producir basada en el aumento de la productividad en el uso de los recursos y la eliminación del concepto de “desecho”. Entre otras cuestiones, el cambio de la estructura de la economía en cuanto a su enfoque del procesamiento de materiales y la fabricación de cosas a la creación de servicios y flujos, así como la reversión de la destrucción planetaria con programas de restauración que inviertan en el capital natural y la salida de las estrategias extractivistas

ECONOMÍA

Se trata entonces de pensar una economía que sustituya los indicadores convencionales por aquellos que miden el progreso hacia la sostenibilidad y la equidad, que incline la balanza del poder económico en favor de las personas y hogares, lejos de la economía de gran escala. Para ello resulta central la toma de decisiones en el nivel más apropiado y la autosuficiencia de las comunidades y regiones. También lo es el apoyo al desarrollo de cooperativas y mutuales de propiedad y control de los trabajadores, que dirijan la creación de dinero hacia las áreas social y ambientalmente sanas de la economía, lejos de las áreas insostenibles e impulsoras del consumismo, y la orientación de la política fiscal hacia el logro de la equidad social y la sostenibilidad ecológica. En estas tareas, la orientación de la investigación tecno-científica hacia productos, materiales y procesos que aseguren la sostenibilidad, resulta fundamental.

Al cuestionar diferentes aspectos de la agroindustria basada en agrosistemas supersimplificados e híperintensivos, Laudato si´ abre las puertas a la agroecología, con sus agrosistemas más diversificados y equilibrados, capaces de producir lo suficiente mediante sistemas locales de producción, distribución y consumo. Ello redunda en una reducción de insumos e impactos, tendiendo a reemplazar la concepción: “de todo, en cualquier lugar y en cualquier momento” por la concepción: “lo propio del lugar y de la época, en cantidades adecuadas”. Sabemos que con soberanía alimentaria y agro-ecología podremos alimentarnos sin devastar la biosfera; también sabemos que con destrucción de la agricultura campesina local, la proliferación de monocultivos, patentes sobre la vida, oligopolios y agro-tóxicos, la debacle está garantizada.

AGROECOLOGIA

 

Laudato si´ es una invitación a ser guiados por valores y principios que aún son minoritarios: convivencialidad, sostenibilidad, suficiencia, autolimitación, biomímesis, cuidado de lo común, consideración del largo plazo y biofilia, entre otros. En ellos es posible que esté la clave para una necesaria conversión ecológica, que nos permita cambiar el rumbo que llevamos.

En definitiva y tomándome el atrevimiento de hacer uso – una vez más – de los términos empleados por el Sr. Gregg, creo que Laudato si´ es una lección, según parece, que los libremercadistas del mundo todavía precisan oír.

 

NOTAS:

[1] http://www.lanacion.com.ar/1815075-laudato-si-bienintencionada-pero-economicamente-cuestionable

[2] http://www.acton.org/about/staff/samuel-gregg

[3] http://www.sourcewatch.org/index.php/Acton_Institute

[4] http://www.acton.org/pub/commentary/1999/12/27/thou-shalt-not-burn-fossil-fuels-global-warming-an