Por Manuel Ludueña
Vivimos en un espacio de llanura con asentamientos rurales y urbanos periódicamente ocupados por ríos y arroyos, en particular el sector noreste de la Prov. de Buenos Aires, sur de Santa Fe y sudoeste de Entre Ríos ([1]).
En la época colonial eran tierras naturales solo transitables, luego de las lluvias, por los caminos virreinales al bajar el nivel de los ríos transversales. Al ganado cimarrón, las galeras y los carros tirados por bueyes, desde mediados del siglo XIX, comienza a “superarse” el tránsito en los períodos lluviosos, junto con los primeros cultivos “pampeanos”, los “caballos de hierro” con sus puentes y puertos de exportación.
Luego del ferrocarril la aparición del transporte vehicular motorizado implicó la implantación de rutas sobre terraplenes transversales al curso de los ríos y, en general, poco previsores en cuanto a contemplar los paleocauces para disminuir costos del momento, que luego se socializa con obstrucciones y rotura de las vías de comunicación.
La baja pendiente y la riqueza hídrica superficial, así como del acuífero, llevaron a importantes indagaciones ([2]) para conocer y proponer la regulación rural de la “pampa” que, no obstante, requieren actualizarse.
Entre las isohietas de 1100 y 1000 mm anuales se desarrolló la más importante área productiva de Argentina. A la vera del Río Paraná y surcada por importantes ríos y arroyos tributarios del mismo.
Diversos estudios indican un cambio climático y productivo preocupante, que demandan atender la situación existente y plantear soluciones alternativas para morigerar los cambios futuros.
Los “políticos de café” siguen induciendo a que se resuelve con más obras. Más desagües en pendientes de 20 centímetros por kilómetro ¿?. Es la misma no-solución al incremento de carriles para el tránsito de los autos en la Av. Gral. Paz y los accesos a la Ciudad de Buenos Aires. Más canales es menos tierra productiva ¿Cuánto ocuparían ante las previsiones futuras? ¿El 50 por ciento de la tierra rural del noreste de la Prov. de Buenos Aires?.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático – IPCC ([3]) indica claramente para la zona pampeana y uruguayas como zonas inundables debido al cambio climático con alto nivel de confianza.
Impactos generalizados en un mundo cambiante: Patrones globales de los impactos en los últimos decenios atribuidos al cambio climático (IPCC, 2014)
Asimismo, el IPCC ([4]) modeliza la humedad del suelo que, en el caso de la pampa evalúa -gráficamente con una trama rayada- en función de una variación media de los múltiples modelos inferior a una desviación típica de variabilidad interna, por tanto se transforma en un llamado de atención para prever acciones que morigeren los efectos del cambio climático.
Humedad del suelo para el período 2081-2100 respecto del período 1986-2005 (IPCC, 2013)
Por otra parte, y de gran importancia para el desarrollo humano, estudios de la Universidad Nacional de La Plata (Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales, 2015) dan cuenta de la contaminación de los suelos de la Prov. de Buenos Aires con agroquímicos. Es en la pampa ondulada donde se han verificado los más altos niveles, con químicos letales: Endosulfan, DDT o Dieldrin. Arrecifes se encuentra entre los distritos más agredidos por los agroquímicos, calificado por el estudio “con niveles de contaminación de la tierra alarmantes” ([5]).
Uso de agroquímicos y su peligrosidad en áreas urbanas, periurbanas y rurales en la Prov. de Buenos Aires
Muchos periodistas y políticos hablan y hablan sobre “la falta de inversiones”, también deberían hacerlo por el exceso de inversiones privadas autistas, solo orientados solo el “mercado”. Imbuidas por criterios de rentabilidad cortoplacistas que se desentienden de sus efectos sobre el resto de los asentamientos y luego –ante las tragedias- piden “más obras”.
El desborde del cauce principal de ríos y arroyos sobre suelos productivos, pueblos y ciudades son manifestaciones naturales de un sistema hidrológico medianamente previsible –tal los partes de alarma de lluvia del SMN en tiempo y forma- cuyos asentamientos humanos parecen resistirse a adaptarse con la cooperación institucional. No hay soluciones artificiales que “per se” puedan asegurar el desplazamiento de masas de aguas por sobre los 35/ 45 mm; el desborde periódico es lo esperable. La capacidad resiliente del suelo esta severamente cuestionada por un sistema productivo sin rotación, uniforme y crecientemente contaminadora de las aguas río abajo ([6]).
Servicio Meteorológico Nacional: Aviso de Tormentas 2:00 09/08/2015 ([7])
La introducción de nuevas intervenciones solo incrementan los desajustes sociedad-naturaleza, empeorando la crisis preexistente ([8].
Es evidente que muchos políticos suelen manejarse manipulando la credulidad de la gente damnificada. Peces de colores para tener esperanza ante las calamidades sufridas y el desguarnecimiento en que muchas familias quedan atrapadas.
La ocupación del territorio con aguas de lluvias y las restricciones por sudestadas son fenómenos conocidos, son intergeneracionales. Solo explica su actual estado la rentabilidad que han obtenido durante más de un siglo los Estados –Nacional y Provinciales- y los propietarios de la tierra a costa de los productores, trabajadores golondrinas y prestatarios de servicios rurales.
Al desinterés compartido se agrega el criterio extorsivo de mediar o gestionar merced la necesidad de respuesta que en cada inundación afecta a nuevos o permanentes damnificados. El déficit es el mejor aliado del clientelismo y del poder político no democrático.
Interesa la producción más que las condiciones de vida. Se pretende desnaturalizar las lluvias y la sudestada con la naturalización de hacer obras salvadoras. Ni paradoja, ni contradicción ¿qué es?…
NOTAS
[1] En los últimos 30 años se produjeron 33 episodios de inundaciones, más de uno por año. En agosto de 2015 llovieron 300 milímetros en tres días, más de 15 partidos bonaerenses fueron afectados, con más de 10.000 evacuados.
[2] Florentino Ameghino a fines del siglo XIX en su libro “Las sequías y las inundaciones en la provincia de Buenos Aires”; Prov. Bs.As., 2009, Plan Hidráulico, Dirección Provincial de Saneamiento y Obras Hidráulicas.
[3] IPCC, 2014: Cambio climático 2014: Impactos, adaptación y vulnerabilidad – Resumen para responsables de políticas.
[4] IPCC, 2013: Cambio climático 2013: Bases Físicas – Resumen para responsables de políticas, resumen técnico y preguntas frecuentes. Gráfico: ETE.1, parte de la figura 3 – Media anual de los cambios en la precipitación (P), evaporación (E), humedad relativa, E–P, escorrentía y humedad del suelo para el período 2081-2100 respecto del período 1986-2005, en IPCC, 2013: Cambio climático 2013: Bases Físicas – Resumen para responsables de políticas, resumen técnico y preguntas frecuentes.
[5] Entre los daños ambientales principales derivados del uso intensivo de agroquímicos se pueden contar la contaminación de suelos y fuentes de agua potable, la disminución de biodiversidad y la pérdida de resiliencia (capacidad de recuperación) de los ecosistemas. http://arrecifesnoticias.com/arrecifes-en-la-zona-mas-contaminada-por-agroquimicos/
[6] A lo largo del siglo XX se fue consolidando en la pradera pampeana un sistema extensivo o semiextensivo de producción agropecuaria basado en una rotación, en el mismo predio, de cultivos de granos con la siembra de pasturas perennes para alimentar al ganado. Mientras los cereales y oleaginosas predominaron sobre la ganadería en las tierras más fértiles y húmedas de la pampa ondulada, esa relación iba cambiando en el tránsito hacia los ambientes más frágiles y menos húmedos del oeste de la región, hasta invertirse completamente. La relación entre cultivos y ganadería de engorde estuvo en equilibrio en la pampa central subhúmeda, o se volcaba hacia la ganadería en la pampa central semiárida, que en este caso incluía cría e invernada. En las tierras fértiles del sudeste de la provincia de Buenos Aires o pampa austral también se registraba una relación equilibrada entre cultivos anuales de cosecha y ganadería. Tanto en la pampa central como en la austral, el forraje para alimentar a los animales provenía tanto de pasturas cultivadas como de pastizales naturales.
Durante la década de 1990, los sistemas tradicionales de producción experimentaron cambios importantes. La tradicional rotación entre cultivos de cosecha y ganadería, muy favorable para conservar la fertilidad de los suelos, tendió a dejarse de lado. Ambas actividades, crecientemente desvinculadas, se hicieron más especializadas e intensivas. La productividad de la agricultura aumentó de modo marcado mediante la aplicación de técnicas novedosas para el productor pampeano, como la fertilización habitual, nuevas variedades de cultivos, la aplicación generalizada de plaguicidas de nueva generación y la siembra directa, que ayuda a conservar y mejorar los suelos (véase el recuadro ‘Formas de labranza’). Se conformó así y se impuso definitivamente en esa década un paquete tecnológico estándar. De: http://www.cienciahoy.org.ar/ch/ln/hoy68/sistemaagropecuario.htm
[7] http://tormentasargentinas.com.ar/category/sin-categoria/page/3
[8] Más de 100 barrios cerrados se construyeron en la cuenca del río Luján, desde Tigre hasta Suipacha, en zonas que antes funcionaban como humedales. Se hicieron obras no autorizadas en campos y canales que llevaron el agua a otros campos.
¡¡¡EXELENTE !!!
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