Con este término que inventé alguna vez y me acostumbré a usar, presentaré una forma de hijoputez que es un tanto sutil en su concepción, pero no menos repugnante en la práctica. Consiste en destruirle al ser humano la herramienta que viene utilizando desde los albores de la prehistoria: el conocimiento.
El término es invención del médico y fisiólogo argentino radicado en Méjico, Marcelino Cereijido, explicado en su obra: Hacia una teoría general de los hijos de puta.
Cereijido ubica a la humanidad en términos evolutivos de la siguiente forma:
Como especie, los seres humanos hemos vivido el 90 por ciento de nuestra existencia en la Edad de Piedra (…) somos hombres de la Edad de Piedra viviendo en ciudades modernas.
De este modo la ciencia y la tecnología avanzan en forma mucho más acelerada de lo que la evolución de nuestros cerebros pueden procesar:
(…) la situación cambió de forma tan drástica que, en primer lugar, catapultó al hombre de la Edad de Piedra a una forma de vida parta la cual no había sido seleccionado y, en segundo, fue tan compleja que aún no hemos tenido tiempo de adaptar nuestro organismo al cambio, por la sencilla razón de que la evolución biológica es muchísimo más lenta que la cultural.
Emile Durkheim nos recuerda acertadamente que: si hay un grado de claridad que los ojos no pueden soportar, nunca hay demasiada claridad para la razón.
De alguna manera la búsqueda desenfrenada de conocimiento no encuentra limite alguno.
Continua Cereijido:
(…) de pronto el ser humano pasó a vivir hundido en una realidad que no puede interpretar, porque ésta ya no es natural, ahora, se le han fabricado artificialmente la ciencia moderna y las tecnologías avanzadas.
De este modo la civilización global actual sería algo así como el resultado del accionar conjunto de un montón de simios fuera de control quemando combustibles fósiles y manipulando energía nuclear.
¡Lástima que los pueblos que tienen ciencia (los del primer mundo) la han usado como instrumento para dominar cuatro quintas partes de la humanidad. (…) los gobiernos siguen ensalzando, premiando y financiando a los proxenetas de la naturaleza.
¡Qué lejos quedaron los días del Doctor Salk!
Jonas Salk (1914-1995) fue un médico e investigador estadounidense que en 1955 desarrolló con éxito la primera vacuna efectiva contra la poliomielitis. (Roosevelt fue una de las víctimas del flagelo más conocidas internacionalmente)
El proceso de investigación y desarrollo fue posible a partir de recursos humanos y materiales totalmente públicos. Cuando un periodista le preguntó al desinteresado y altruista doctor por la patente del descubrimiento, la respuesta fue ¿se puede patentar el sol?
El cognicidio ha permitido que la humanidad entre en una fase de analfabetismo global. Este proceso, una suerte de mezcla entre engaño- autoengaño, se ha visto favorecido por el proceso de especialización.
Como sencillísimo ejemplo, una pregunta simple e inquietante:
¿Quiénes definen los alimentos más adecuados para el consumo de las personas: los médicos nutricionistas o los publicistas de comida chatarra y bebidas colas?
Como bien lo señalara Ernesto Sábato en su obra Antes del fin:
Hemos llegado a la ignorancia a través de la razón.