Es muy probable que «Cambiemos» pierda las elecciones legislativas del presente año.
Sabemos que las diferencias electorales no son amplias para ningún actor político de los que tienen chances de posicionarse mejor en el Congreso Nacional.
El problema ahora resulta ser, que en los asuntos de verdadero interés nacional con efectos perdurables en el tiempo, no cambió absolutamente nada. Es todo lo contrario, se profundiza el modelo político heredado, en sus políticas negativas, de una manera, que sorprende a muchos, a otros infelizmente no nos sorprende, pues no creíamos en éste proyecto.
Los ejemplos más duros, donde todo se contamina del pasado denunciado de corrupción, la gran bandera a la vez de «Cambiemos», son la continuidad de los proyectos nacidos en el secretismo de la Alianza Estratégica con China.
Más represas hidroeléctricas, más centrales nucleares, más endeudamiento público, más soja, más minerales, para no hablar de experimentos satelitales y fuerzas armadas, donde la territorialidad patagónica, tiene con sus seres, tanto y mas que exponer.
Es decir, todo lo dejado o «heredado» como modelo extractivista sin límites por el pasado reciente, es el proyecto energético y productivo de quienes venían a cambiar la Argentina y su cultura política, y hoy muestran y demuestran en el contexto de la audiencia pública celebrada hace unos días en el Senado de la Nación, la lamentable presencia de los Ministros Aranguren y Bergman como la manifestación rendida de una mezcla de resignación y gran negocio donde la contaminación, en palabras de Daniel Sabsay, invade la transparencia y honestidad en la gestión de los bienes públicos.
En política no existe peor realidad, que la falta de visión anticipatoria. Cuando se ve venir el bumerán sobre la cabeza del Gobierno y no se defiende a tiempo y con un poco de inteligencia, el resultado y su realidad, están cantados.¿ Parece o no ven venir el bumerán?.
Quizás no lo ven venir, porque el problema resultaría ser que cuando no existen convicciones, diálogo de saberes, escucha y real compromiso por cambiar radicalmente en lo negativo de la herencia, es difícil pedir inteligencia política, a quienes están segados y sesgados con las visiones lideradas por viejos conductores de Shell, Vaca Muerta, o Monsanto.
No lo advirtió o le interesó al Kirchnerismo con su doble discurso para todos los gustos y menos ahora el Macrismo, que es la realidad política de lo que se denomina «Cambiemos» y no otra, con solo leer a Ricardo Alfonsín y Federico Storani en sus recientes declaraciones públicas, es suficiente.
Si la política Macrista, es mas energía nuclear, mas mega represas hidroeléctricas, mas combustibles fósiles de todo tipo, más soja, más minería, y funcionarios del perfil oscuro y hasta intrascendente, que ayer representó a la autoridad nacional en la Audiencia Pública en el recinto de la Democracia deliberativa y ahora un poco mas participativa por imperio de la Corte Suprema, el efecto bumerán será demoledor, y lo más grave y complejo, es que todo apunta a que el fenómeno del recambio, sea una parte del pasado.
Por eso, humildemente uno puede esperanzarse en que los pequeños partidos y alianzas y las nuevas expresiones minoritarias de la política que están naciendo, sí puedan acceder al Congreso de la Nación, y así -en semejante escenario de representaciones parlamentarias hoy existentes- celebrar, enseñar y estudiar sobre otras maneras de hacer y construir el derecho de la honradez y la decencia de la política que este País nuestro está hoy sepultando con semejante pocos ejemplos.
La falta de valentía y coraje para quitarse de encima la Alianza Estratégica con China, tan criticada cuando no se era gobierno, será el maldito entierro de una fuerte esperanza para muchos Argentinos, que parece los propios mandatarios interpretaron como una coronación cuasi monárquica y por lo tanto retrógrada hacia un desarrollismo petrificado y negacionista. Los pueblos desde los territorios heridos, serán los mayores sancionadores. Quizás están a tiempo por lo menos, de salvar el valor de la palabra, «cambiemos». Ricardo Rojas enseñaba en «El Radicalismo de Mañana», precisamente en 1932, que su única opción de sobrevivencia sería llevar adelante cambios democráticos en sentido extremo. Si el gobierno y su coalición política no lo hace, quizás la gente lo vaya sí tejiendo, no queda mucho tiempo en este delirio productivista-consumista.
Recordar el pasado y anticiparlo como el futuro inmediato, es dantesco, por eso no tengo duda en que la suma de tantas minorías puedan ir traumatizando el escenario político vigente, donde nada cambia y todo es mas de lo mismo».