Si nos mantenemos incapaces para resolver el problema que se nos ha planteado, perderemos poco a poco nuestra independencia política; las revueltas y los actos de desesperación se precipitarán y abarcarán sectores cada vez más amplios, exigiendo sacrificios cada vez mayores. Las «marchas» de hambre serán interminables, el gobierno oscilará de izquierda a derecha y viceversa y con cada movimiento aumentará el caos, la perplejidad y el desconcierto.
Silvio Gesell (1862 – 1930) – del prólogo a la 7ma edición alemana del Orden Económico Natural (1929)
(…) significará la transferencia de una parte sustancial de nuestra riqueza y de nuestra renta hacia las tierras de ultramar. Los argentinos reduciremos el consumo en virtud de la elevación del costo de vida y del auge de la desocupación (…) La mayor parte de nuestra industria, que se sustentaba en el fuerte poder de compra de las masas populares, no tardará en entrar en liquidación. Y cuando las industrias se liquiden (…) será el momento de la crisis deliberada y conscientemente provocada. Está por consumarse la gran estafa a los intereses y a las aspiraciones de la nacionalidad.
El contenido del párrafo anterior puede resultarle al lector bastante familiar
¿Pertenecerá a algún político contemporáneo?
Estas palabras provienen de los años cincuenta y le pertenecen a Arturo Jauretche (1901-1974) y son parte de la obra “El plan Prebisch” (1956)
Como se podrá apreciar, la historia Argentina de los últimos cien años –en sus grandes trazos- se repite; hagamos un breve repaso:
El gobierno de Hipólito Yrigoyen fue malo, entre otras razones por la Semana Trágica y los fusilamientos de la Patagonia.
La causa por la cual terminó preso en Martín García fue la corrupción. Pero quienes lo derrocaron dieron lugar a la “Década Infame”, las exportaciones fraudulentas de carne, el Banco Central pro-Británico, el Pacto Roca-Runciman.
Y por supuesto siguieron los fusilamientos.
Lo razón por la cual se derrocó al “Peludo” no fue por la corrupción –dado que quienes le sucedieron la multiplicaron- sino por los derechos otorgados a los oprimidos.
El gobierno de Perón del 45 al 55 fue malo, entre otras razones por la intolerancia reinante.
La causa por la cual terminó exiliado fue la corrupción. Pero quienes se ocuparon de voltearlo dieron lugar a la “Revolución Fusiladora” -fueron anteriormente los responsables del bombardeo a civiles en Plaza de Mayo-, nos llevaron al Fondo Monetario, al Plan Prebish, al endeudamiento, la desocupación, y otras calamidades. Lo razón por la cual se derrocó a Perón fue por los derechos otorgados a los más postergados y el desarrollo de la industria nacional –entre otras varias virtudes.
El gobierno del Doctor Illia fue malo, fundamentalmente porque asumió el poder con el peronismo proscripto.
La causa por la cual terminó expulsado del gobierno fue su “lentitud”. Quienes se ocuparon de correrlo -entre otras barbaridades- dieron lugar a la “Noche de los bastones largos”.
Lo razón por la cual se derrocó a Illia fue porque era un hombre absolutamente honesto y no pactaba ni con el poder, ni con las empresas petroleras ni con las farmacéuticas.
El gobierno de Perón e Isabel Perón del 73 al 76 fue malo, entre otras razones por la triple A y la presencia de muy oscuros personajes como López Rega.
La causa por la cual irrumpió Videla fue la corrupción y la falta de “orden”. Pero inmediatamente dieron lugar a la Dictadura más sanguinaria de la historia Argentina, treinta mil desaparecidos, corrupción y una deuda externa descomunal. Casi guerra con Chile y guerra con Gran Bretaña.
Lo razón por la cual se derrocó a Isabel Perón fue –nuevamente- por los derechos otorgados a los oprimidos y el desarrollo de la industria nacional –entre otras varias virtudes.
El gobierno del Doctor Alfonsín fue malo, entre otras razones por la obediencia debida y el punto final.
La causa por la cual terminó expulsado del gobierno seis meses antes del fin de su mandato fue por la hiperinflación. Quienes se ocuparon de correrlo provocaron rápidamente otra hiperinflación, anularon derechos, flexibilizaron, privatizaron, despidieron, cerraron ramales ferroviarios, otra vez nos endeudaron, fugaron capitales, procedieron a las “relaciones carnales”. Enviaron fragatas a la Guerra del Golfo y luego el desastre de la Embajada de Israel y la AMIA, Río Tercero y el contrabando de armas a Ecuador.
Lo razón por la cual le pusieron piedras al gobierno de Alfonsín fue –entre otras razones- por el ejemplar e histórico juicio a las Juntas Militares y su brillante discurso en la Rural y porque también fue un hombre de una absoluta honestidad.
Los gobiernos “K” fueron malos, entre otras desgracias, por la corrupción, la falta de una política ambiental y la contaminación con agrotóxicos, la deforestación, porque los bancos se la siguieron llevando con pala y fundamentalmente porque se ocuparon de pagar una deuda externa en su mayor parte fraudulenta tal como lo evidencia el fallo del juez Ballesteros en la causa Olmos: “La deuda externa de la Nación ha resultado groseramente incrementada a partir de 1976 mediante la instrumentación de una política económica vulgar y agraviante que puso de rodillas al país a través de los diversos métodos utilizados, que tendían, entre otras cosas, a beneficiar y sostener empresas y negocios privados –nacionales y extranjeros– en desmedro de sociedades y empresas del Estado”.
La causa por la cual terminó la “década ganada” fue la corrupción, pero hoy día la corrupción sigue y se multiplica. Los que vinieron después llegaron al poder mintiendo a más no poder. Metieron a dos jueces de la corte suprema por la ventana, patrocinaron el 2 x 1, nos recontrahiperendeudaron en pocos meses, aparecieron las cuentas de Panamá y el Correo. Se arrodillaron ante “los buitres”, provocaron más inflación, anularon derechos y ahora mismo flexibilizan, privatizan, despiden, reprimen y fugan capitales.
Lo verdadera razón por la cual no toleraron a la década ganada fue –entre muchas razones- por la repatriación de científicos, por fortalecer el consumo interno, ARSAT, la educación pública y la disminución del índice de Gini.
Un primer paréntesis para analizar un detalle no menor: absolutamente todas las transiciones de los gobiernos malos a los espantosos fueron respaldadas por la mayoría de los “grandes diarios argentinos” y sus medios de comunicación satélites. El nivel de hipocresía de estos medios es indescriptible. Hoy mismo se los ve preocupadísimos por “la dictadura de Venezuela” pero siempre que en nuestro país hubo alguna dictadura (la de Videla y compañía por caso) lejos de actuar como opositores -o al menos neutrales-, fueron cómplices.
Un segundo paréntesis con relación al documento difundido en las últimas semanas (ver Página 12 del viernes 22 /9 /2017) por el Grupo de Curas en la Opción por los Pobres (COPP) y su llamamiento a votar contra el actual gobierno: “sin ningún temor o prejuicio sostenemos firmemente que un cristiano no puede darle el voto a un gobierno como éste, que multiplica las ayudas fraudulentas a sus amigos, facilita las ganancias de los ricos y condena a los pobres a la marginalidad y lo hace a la luz del día con mentiras y desparpajo”.
Más adelante los COPP subrayan, recordando palabras del obispo emérito Miguel Hesayne, que “no se puede ser cristiano y neoliberal” y exhortan “a votar en consecuencia” porque “los pobres no pueden esperar”
No podemos menos que coincidir con el llamamiento del COPP y con las palabras de Hesayne, aunque también podríamos actualizar su análisis de que “no se puede ser cristiano y neoliberal” por el de “no se puede ser cristiano y productivista”.
A partir de este enfoque antiproductivista es que la Ecología Política permite distinguir de inmediato entre lo malo (los populismos extractivistas) y lo espantoso (el neoliberalismo).
¿Cuáles son los elementos negativos en común de TODAS las políticas anteriores? El productivismo, la degradación ambiental, el consumismo, el egoísmo del libre mercado, la publicidad, la obsolescencia programada y fundamentalmente un sistema monetario fraudulento sostenido por el interés compuesto y la usura.
La sociedad industrial-productivista no puede perpetuarse a partir de este momento más que dando a la vez más y peor: más destrucciones, más despilfarros, más reparaciones de las destrucciones, más programación de los individuos hasta la intimidad. El “progreso” ha llegado a un umbral pasado al cual cambia de signo: el futuro está cargado de amenazas y vacío de promesas. El progreso del productivismo conduce al de la barbarie y al de la opresión
Andre Gorz (1923-2007) Adiós al proletariado
Por esta misma razón la Ecología Política promueve el cambio desde las bases de las conciencias ciudadanas dado que el sistema político actual -aquí y en el resto del mundo- está viciado hasta la médula.
La enorme diferencia entre los gobiernos malos –por un lado- y los espantosos –por otro lado- está vinculada –entre otras razones- con la desaparición (forzada) de Santiago Maldonado.
La enorme diferencia entre la ideología neoliberal, la socialdemocracia, el socialismo, el comunismo y el resto de los “ismos” –por un lado- y la ecología política -por el otro- está vinculada con la desaparición (forzada) de la especie humana.