Carlos Merenson

Por estos días se debate en el Parlamento Nacional sobre la prórroga de la actual Ley de Biocombustibles o la sanción de una nueva Ley, tema de particular importancia que plantea un gran desafío ambiental.

Si bien la producción de bioetanol tiene algunos efectos ambientales positivos como, entre otros, coadyuvar al cumplimiento de los compromisos asumidos por nuestro país para el logro de objetivos de mitigación del cambio climático global, despierta también algunas fundamentadas preocupaciones acerca de otras cuestiones ambientales sobre las que me he referido en El lado oscuro del boom de los biocombustibles. Pero, en el caso que nos ocupa, entiendo necesario detenerme en el análisis de un aspecto ligado a la producción de bioetanol a partir de la caña de azúcar como lo es la generación de vinaza sucro-alcoholera, un efluente cuya composición y características la convierten en un agente altamente contaminante si se dispone directamente a un cuerpo de agua.

La vinaza sucro-alcoholera es un material orgánico líquido que contiene impurezas procedentes del proceso de extracción de los jugos y de la fermentación, cuya disposición inadecuada en el suelo o en cursos de agua transforma a la vinaza en uno de los agentes contaminante de cursos de agua y de napas freáticas más problemático ya que tiene alta DBO por lo cual requiere gran cantidad de oxígeno para oxidarse; muestra alta acidez, corrosividad y olor desagradable. Su presencia en el ambiente implica un alto riesgo de daños para la vida y reproducción de fauna y microflora acuáticas como así también un agravamiento de enfermedades endémicas por aumento de la población de insectos vectores. Para estabilizar un solo litro de vinaza se requiere de 10.000 litros de agua pura.

Debe tenerse en cuenta que, en promedio, se generan 12,5 litros de vinaza por cada litro de bioetanol y que si tomamos como ejemplo los aproximadamente 1.100.000 m3 de bioetanol producidos en 2018 se generaron no menos de 13.750.000 m3 de vinaza. Imaginemos un lago de 1350 ha cubiertas por 1 m de vinaza.

Los efectos del volcado de vinaza sobre cursos de agua quedaron bien registrados con la mortandad de peces que se acumulaban en el embalse de Río Hondo, lo que oportunamente motivó la presentación de un Amparo Ambiental ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación por parte de la Provincia de Santiago del Estero y la Defensoría del Pueblo.

Frente a lo anterior, resulta preocupante pensar que en los próximos años se registre un significativo incremento en la producción de biocombustibles y particularmente en la producción de bioetanol a partir de jugo de caña sin contemplar en la normativa específica la manera en la que se resolverá la cuestión de sus impactos ecosociales y particularmente el de la vinaza cuya generación tendrá también un significativo aumento.

Si bien resulta posible alcanzar un alto nivel de conversión de la vinaza sucro-alcoholera en subproductos útiles, ello requiere de la adopción a escala industrial de diferentes tecnologías, como así también del desarrollo de nuevas tecnologías, haciéndose indispensable un marco normativo y de promoción económica que lo haga posible, un marco político e institucional que aliente mejores prácticas. Lamentablemente, el actual marco regulatorio y promocional para la producción sucro-alcoholera no resulta suficiente para evitar o limitar los impactos ambientales de sus efluentes y ello conduce a un uso ineficiente y no equitativo del ambiente y los recursos.  

La experiencia en la aplicación del régimen de promoción muestra que el sector de la producción, antes de intentar resolver el tema, intentó separar la producción de bioetanol en dos etapas: la de bioetanol hidratado, donde se genera vinaza y la de bioetanol deshidratado donde no se genera vinaza, incluyendo en la ley de promoción solamente a los proyectos de deshidratación dejando sin normativa las etapas anteriores y sin solución sus efectos contaminantes.

Es de esperar que en los debates parlamentarios que se avecinan se incluya este significativo aspecto que se vincula con la indispensable previsión y precaución sobre los efectos no deseados y largamente ignorados de los procesos productivos.