El término bárbaros era empleado por los romanos para referirse a quienes vivían más allá de las fronteras del imperio, a los que se los consideraba como inferiores, carentes en sus sociedades de una larga tradición de sofisticación tecnológica, artística e ideológica como la de los ciudadanos de la roma imperial. Atravesando la historia, el término ha llegado a nuestros días en los que, quienes no comulgan con la corriente principal de la civilización productivista, nacida en los siglos XVI y XVII, resultan marginales, bárbaros que no comprenden los inigualables beneficios de la modernidad. Es entre estos bárbaros contemporáneos donde podemos encontrar a los ecologistas, que hoy se levantan para denunciar la civilización productivista, responsable de una crisis ecosocial global que no reconoce antecedentes y que pone en riesgo la continuidad de la vida tal como la conocemos.
Es su civilización productivista, no la de los bárbaros, la que se encuentra hoy en un escenario en el que se confirman las proyecciones de las variables consideradas en el modelo mundial estándar (BaU) de Los Límites del Crecimiento tornando absolutamente verosímil el comportamiento del sistema socioeconómico de exceso y colapso que se pronosticaba en 1972;1 un escenario en el que el calentamiento del sistema climático es inequívoco, como lo evidencian ahora las observaciones de los incrementos en las temperaturas medias del aire y del océano, el derretimiento generalizado del hielo y de la nieve, y la elevación del nivel medio del mar en el mundo;2 un escenario en el que se hacen presentes los fenómenos meteorológicos extremos que, consecuencia del calentamiento global, fueran presentados por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático como de ocurrencia muy probable o probable en el presente siglo; un escenario en el que el descenso energético ajusta con lo anunciado en la década de 1950 a partir de la Teoría del Pico de Hubbert;3 en el que las tendencias sobre pérdida de biodiversidad van confirmando que nos encontramos ante el sexto episodio de extensión en masa; un escenario en el que estallan crisis financieras frente a las que la infalible “mano invisible” del mercado pide a gritos la pronta y masiva intervención estatal; un escenario en el que la riqueza se sigue concentrando y la pobreza se sigue extendiendo; un escenario en el que, dejado a sus anchas, el sistema, en lugar de generar una economía de bienestar, edificó una economía de malestar entre cuyas principales actividades encontramos a la industria de armamentos,4 el narcotráfico,5 y los subsidios para actividades que aceleran la insostenibilidad; un escenario en el que se multiplican los Estados fallidos y sus territorios quedan bajo el control de bandas armadas; donde emergen con fuerza renovada todo tipo de expresiones de intolerancia política y social; se agudizan los conflictos entre las potencias por recursos y mercados acrecentando el peligro de recurrir al empleo de armas de destrucción masiva; en definitiva, un escenario de crisis ecosocial globalizada sobre el que tantas inútiles advertencias han sido dichas por los bárbaros ecologistas.
Tal es la gravedad de la situación en la que nos encontramos que los bárbaros ecologistas han convocando a una huelga mundial contra el cambio climático. Una medida dirigida contra los autoproclamados civilizados para que detengan su alocada carrera hacia la autodestrucción. El llamamiento es claro: civilizados del mundo, los humedales no se desecan; los bosques no se deforestan; los suelos no se degradan; la flora y la fauna no se extinguen. Civilizados, la naturaleza no se contamina; los equilibrios naturales no se rompen; los límites biofísicos se respetan. Civilizados, no hay mano invisible que pueda guiar nuestras vidas; ni tecnología que nos permita crecer de manera infinita en un ambiente finito. Civilizados, no se puede construir una sociedad basada en la dominación económica de los individuos y es aberrante tanta miseria en medio de tanta abundancia concentrada. Civilizados, deberían aceptar el veredicto de la historia acerca de vuestra fantasía de crecimiento ilimitado, que tercamente mantienen, a pesar de la gran cantidad de datos en contra, tengan en cuenta que en este caso la negación, conduce a un solo destino: el colapso.
NOTAS
1 El modelo mundial “estándar” [BaU] no supone ningún cambio importante en las relaciones físicas, económicas o sociales que históricamente han gobernado el desarrollo del sistema mundial. Todas las variables trazadas aquí siguen los valores históricos de 1900 a 1970.
2 Informe del Grupo de Trabajo I del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático
3 Teoría esbozada por Marion King Hubbert en la década de 1950, conocida también como Pick Oíl o del Cenit Petrolero. Esta teoría nos dice que la cantidad de petróleo que se extrae anualmente de un pozo sigue una curva con forma de campana, de manera que la extracción aumenta durante los primeros años hasta llegar a un límite que se alcanza cuando se ha explotado aproximadamente la mitad del crudo extraíble. A partir de ese momento la extracción se hace más difícil y lenta (por motivos geológicos) hasta que llega un momento en el que extraer el petróleo requiere más energía que la que se va a obtener de él, con lo cual, ya no es rentable extraerlo, por muy alto que sea su precio o lo que es igual, se llega al momento en el que la “Tasa de Retorno Energético” (TRE) se hace igual a 1. La TRE (EROEI o EROI en inglés) es el cociente de la cantidad de energía total que es capaz de producir una fuente de energía y la cantidad de energía que es necesario emplear o aportar para explotar ese recurso energético.
4 Las ventas de armas y servicios militares por parte de las mayores 100 empresas del sector (excluyendo las chinas) llegaron a los 420.000 millones de dólares. Así lo establece el Anuario 2019 del Instituto Internacional para la Paz de Estocolmo (Sipri). De la compilación de datos surge un gasto militar mundial de 1,822 billones de dólares, equivalentes al 2,1% del PIB mundial y 239 dólares por persona.
5 Según reportes de la Oficina de Drogas y Crimen de las Naciones Unidas, el narcotráfico genera aproximadamente ganancias anuales por un total de 650.000 millones de dólares La economía mundial podría crecer un punto cada año si los recursos puestos en el circuito del narcotráfico se destinarían al desarrollo de la economía formal.