Cuando está en juego la supervivencia de la humanidad, que irrelevantes son las interminables discusiones sobre la paridad cambiaria, el déficit fiscal, la inflación o la emisión monetaria. Que anacrónicas las obsesivas loas al eterno crecimiento. Que criminales las agendas que a diario se instalan para agigantar las divisiones en la sociedad alejándonos cada vez más de la necesaria y urgente convergencia en la convivencialidad.
La revisión de las proyecciones formuladas hace 50 años en Los Límites del Crecimiento;[1] la muy reciente publicación del Dr. David Armstrong McKay,[2]sobre los resultados de una investigación referida a la proximidad a puntos de inflexión climáticos y las características del escenario tecno-marrón propuesto en 2007 por el ecologista australiano David Holmgren;[3] lejos de ocupar la atención pública en general y de la dirigencia política en particular, han quedado absolutamente relegadas, corroborando, una vez más, ese problema masivo de fijación de prioridades que tiene nuestra cultura, tal como muy bien lo ha definido Riechmann.[4]
El primero de los temas resulta sumamente importante porque los registros sobre los valores alcanzados por las variables consideradas en Los Límites del Crecimiento, desde 1972 hasta 2020, han sido sorprendentemente similares a los proyectados en 1972 por el programa World3,[5] para el escenario de referencia o business as usual (BaU), identificado como Modelo Mundial Estándar (MME). Estas coincidencias a lo largo de 50 años le confieren enorme confiabilidad al programa World3 para las proyecciones efectuadas a futuro y son las que han transformado al MME en una imagen agregada del sistema global, que muestra el comportamiento del sistema hasta nuestros días y la proyección hacia las próximas décadas. Una imagen de enorme utilidad para entender lo que nos está pasando y más importante aún, para tratar de pensar y prepararnos para lo que vendrá.
Las proyecciones efectuadas por World3 muestran que, durante las próximas tres décadas, se puede esperar que:
- Se desplomen las disponibilidades per cápita de servicios; producción industrial y alimentos alcanzando valores iguales o inferiores a los que se registraban a principios del siglo XX;
- se desplomen los recursos disponibles;
- aumente la contaminación hasta alcanzar un pico hacia 2030 a partir de lo cual comienza a descender con la caída de la producción industrial;
- aumente la población mundial hasta alcanzar su pico hacia 2050 a partir de lo cual comienza a crecer exponencialmente la mortalidad como consecuencia de las caídas en las variables antes mencionadas.

Veamos ahora la cuestión de los Puntos de Inflexión Climáticos (PIC).[6] El trabajo publicado por Armstrong McKay presenta una evaluación actualizada de los elementos de inflexión climáticos más importantes y sus PIC, incluidos sus umbrales de temperatura, escalas de tiempo e impactos, llegando a la conclusión que, el calentamiento global de 1°C, un umbral que ya hemos superado, nos pone en riesgo al desencadenar algunos de esos PIC. Incluso se menciona que, el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento a muy por debajo de 2 °C y preferiblemente a 1,5 °C no es seguro, ya que con 1,5 °C se corre el riesgo de cruzar múltiples PIC y cruzarlos puede generar retroalimentaciones positivas que aumentan la probabilidad de cruzar otros PIC.
Con un mundo que ya ha olvidado las metas de París y se dirige hacia un aumento entre 2 a 3°C de calentamiento global lo que se puede esperar es que se desencadenen múltiples PIC.
En el estudio publicado se puede verificar que, de los dieciséis elementos de inflexión climática más importantes, hoy nos encontramos a algunas décimas de los PIC en cinco de ellos:
- el colapso de las capas de hielo de Groenlandia
- el colapso de las capas de hielo de la Antártida occidental
- la muerte de los arrecifes de coral tropicales
- el deshielo abrupto y generalizado del permafrost
- la pérdida del hielo en el Mar de Barents

Por último, merece la mayor atención la irrupción en el escenario internacional de características anticipadas en 2007 por Holmgren para el caso en el que se combinaran los efectos del avance del cambio climático y, particularmente, del descenso energético. Una de las características distintivas de ese escenario al que identificó como tecno-marrón, era el surgimiento de los desesperados intentos por mantener la sociedad hiperenergética, productivista y consumista, tal como acontece hoy en Europa a consecuencia de la guerra ruso-ucraniana donde podemos ver a gobiernos y corporaciones, en una huida hacia adelante, aferrándose desesperadamente al declinante modelo energético fosilista, demostrando que, pese a sus altisonantes anuncios sobre transición energética, se encontraban absolutamente impreparados para dejarlo atrás. Hoy los vemos transformados en carbotraficantes,[7] buscando desesperadamente por todo el mundo consumir hasta el último metro cúbico de petróleo, gas natural y carbón que les sea posible, incluidos los antieconómicos y de alto riesgo hidrocarburos no convencionales y los yacimientos de aguas profundas. Los vemos relanzando la energía nuclear a una escala nunca imaginada y haciendo uso intensivo de los granos para la producción de combustibles, lo que comprometerá la seguridad alimentaria, configurando en conjunto una verdadera guerra contra la naturaleza y contra la humanidad presente y futura. Paralelamente, emerge otra característica anticipada por Holmgren: el creciente apoyo a sistemas autoritarios, nacionalistas y corporativistas; mientras el proceso de concentración de la riqueza avanza aceleradamente, superando los ya muy altos niveles actuales.[8]
Ante la crisis desatada en las relaciones de la humanidad con la naturaleza, los hombres de ciencia han cumplido y cumplen su rol fundamental de aportar a la concientización. Lamentablemente, sus valiosos aportes, no se han transformado en la acción necesaria a través de los dirigentes políticos y así vemos que frente al cumplimiento de las proyecciones formuladas en 1972 en Los Límites del Crecimiento hacia un escenario de sobregiro y colapso; la manera en la que nos estamos aproximando a puntos de no retorno en el cambio climático antropogénico y la irrupción en el escenario internacional de algunas características propias del muy poco conveniente escenario tecno-marrón; resulta insoportable la levedad que caracteriza el abordaje político de cuestiones que hacen a la supervivencia, aquellas que no son un problema más, sino el verdadero problema de la humanidad.
[1] Meadows, D.- Meadows, D – Randes, J. – Behrens, W (1972). Los límites del crecimiento. México: FCE.
[2] Armstrong McKay D. et al. (2022). Exceeding 1.5°C global warming could trigger multiple climate tipping points. SCIENCE. 9 Sep 2022 Vol 377
[3] Merenson, C. (2021) ¿Tecno-verde o tecno-marrón? Disponible en: https://laereverde.com/2021/08/16/tecno-verde-o-tecno-marron/
[4] Riechmann, J. (2017) El futuro no va a ser lo que nos habían contado… Crisis y colapsos en el Siglo de la Gran Prueba. Disponible en: https://view.officeapps.live.com/op/view.aspx?src=http%3A%2F%2Ftratarde.org%2Fwp-content%2Fuploads%2F2017%2F05%2FEL-FUTURO-NO-VA-A-SER-LO-QUE-NOS-HAB%25C3%258DAN-CONTADO-conferencia-MACBA-1.ppt&wdOrigin=BROWSELINK
[5] World3 es un programa integrado por 77 ecuaciones básicas que relacionan cinco variables fundamentales: población, producción agrícola, recursos naturales, producción industrial y contaminación
[6] Los puntos de inflexión climáticos son condiciones más allá de las cuales los cambios en una parte del sistema climático se autoperpetúan. Estos cambios pueden conducir a impactos abruptos, irreversibles y peligrosos con serias implicaciones para la humanidad
[7] Se denomina carbotráfico al comercio de combustibles fósiles -adictivos o no- principalmente petróleo. La base económica principal de este fenómeno es esta sustancia bituminosa, ya que su compraventa financia la mayor parte de un fenómeno que engloba la extracción, distribución, venta y control de mercados de carbostupefaciens dañinos para la salud y el ambiente. Las legislaciones internacionales no prohíben ni limitan el carbotráfico pese a haberse demostrado científicamente su significativa contribución a la interferencia antropógena peligrosa en el sistema climático y las innumerables formas de contaminación que provocan.
[8] Según datos del Credit Suisse Global Wealth Databook 2021, el 12% más rico de la población mundial dispone del 85% de la riqueza, mientras que el 55% de la población sobrevive con tan solo el 1,3%.