Carlos MERENSON

Hace 530 años los reyes de Castilla y Aragón recibían una carta de Cristóbal Colón, anunciando su “descubrimiento” y en uno de sus párrafos hacía la siguiente descripción de La Española, la isla a la que había arribado en 1492.

Hay palmas de seis o ocho maneras, que es admiración verlas, por la deformidad hermosa de ellas, mas así como los otros árboles y frutos e hierbas. En ella hay pinares a maravilla y hay campiñas grandísimas, y hay miel, y de muchas maneras de aves, y frutas muy diversas. En las tierras hay muchas minas de metales, y hay gente en estimable número. La Española es maravilla; las sierras y las montañas y las vegas y las campiñas, y las tierras tan hermosas y gruesas para plantar y sembrar, para criar ganados de todas suertes, para edificios de villas y lugares. Los puertos de la mar aquí no habría creencia sin vista, y de los ríos muchos y grandes, y buenas aguas, los más de los cuales traen oro. En los árboles y frutos e hierbas hay grandes diferencias de aquellas de la Juana. En ésta hay muchas especierías, y grandes minas de oro y do otros metales. Año 1493

Hoy, a 530 años del inicio del saqueo de los territorios de américa, la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson, en el «think tank» Atlantic Council explicó de la siguiente manera, por qué a Washington realmente le importa Latinoamérica.

«¿Por qué es importante esta región? Con todos sus ricos recursos y elementos de tierras raras, tienes el triángulo de litio, que hoy en día es necesario para la tecnología. El 60 % del litio del mundo está en el triángulo de litio: Argentina, Bolivia, Chile»…»las reservas de petróleo más grandes», incluidas las de «crudo ligero y dulce descubierto frente a Guyana hace más de un año». «Tienes los recursos de Venezuela también, con petróleo, cobre, oro», destacando además la importancia del Amazonas, «los pulmones del mundo». Por otro lado, «tenemos el 31 % del agua dulce del mundo en esta región», concluyendo que a EE. UU. le queda «mucho por hacer» y que «esta región importa». «Tiene mucho que ver con la seguridad nacional y tenemos que empezar nuestro juego». Año 2023

Como puede verse en el siguiente cuadro, entre las principales exportaciones de commodities por parte de los países de Latinoamérica y el Caribe (LAyC) entre 2015 y 2019 la proporción media anual de los productos básicos en las exportaciones totales de mercancías varía desde un mínimo de 63,9% para Brasil y un máximo de 96% para Surinam lo que ilustra sobre la muy alta dependencia de Latinoamérica y en particular de América del Sur de las exportaciones de commodities. Téngase en cuenta que, cuando los commodities representan 60% o más de las exportaciones de un país, ese país es calificado como país en desarrollo dependiente de productos básicos (Commodity Dependent Developpement Country – CDDC).

El hilo conductor entre aquella descripción de Colón y la que hoy hace la jefa del Comando Sur de Estados Unidos es el extractivismo que tiene en el Tratado de Tordesillas[1], su acta legal fundacional.

Muy bien lo explica Machado Araoz al afirmar que:

El extractivismo instituye la separación entre las metrópolis y sus satélites; establece el centro y sus periferias; delinea la geografía de la extracción, como geografía subordinada, dependiente, proveedora, estructurada por y para el abastecimiento de la geografía del centro, la del consumo y la acumulación. El extractivismo además nos refiere a la forma de relacionamiento que las fuerzas hegemónicas de la modernidad imponen sobre la entidad “naturaleza”, basada en su concepción como puro objeto, objeto de conocimiento y de explotación.

Por otra parte, lo declarado por la jefa del comando sur responde a una incontrastable realidad: la economía de Estados Unidos resulta altamente dependiente de las importaciones de materias primas básicas, tal como puede apreciarse en el siguiente cuadro en el que se consigna, para los diferentes minerales, el porcentaje de dependencia neta de sus importaciones.

También resulta muy ilustrativo verificar la relación deficitaria que mantiene Estados Unidos entre la Huella Ecológica (HE) de su población respecto de la Biocapacidad (B) del país. Situación que puede apreciarse en el siguiente gráfico, en el que el sector rojo por encima de su B corresponde a su Déficit Ecológico (DE).

Es de hacer notar que el DE de Estados Unidos se cubre mediante la “importación” (extractivismo mediante) de la B de terceros países, entre ellos, claro está, los de LAyC. Países que, pese a mostrar Superávit Ecológico (SE) -sector verde- en su relación entre HE y B, muestran una muy preocupante tendencia declinante de su B que los transformará, en pocos años más, en deficitarios. A manera de ejemplo véanse los siguientes gráficos.

Sentir que 530 años no es nada resulta una verdadera tragedia si nos detenemos para reflexionar sobre los escalofriantes datos que revela Darcy Ribeiro, cuando afirma que tras 150 años de la llegada de los españoles a América habían muerto 66 millones de amerindios y solo quedaba el 5% de la población original. Uno de los mayores, sino el mayor genocidio registrado en la historia. Para Héctor Alimonda[2], la conquista del continente por los europeos ha sido una de las experiencias más violentas y radicales de la historia de la humanidad[3]; un gigantesco dispositivo de reordenamiento social y ambiental de los territorios en función del establecimiento de lo que ha sido denominado economía de rapiña. Rapiña que, con otras formas y modales, detrás de las mismas y de nuevas materias primas, continua intacta en lo esencial.

Siempre vigente Eduardo Galeano, sintetizaba de manera brillante esa esencia de la tragedia Latinoamericana cuando afirmaba que: No asistimos en estas tierras a la infancia salvaje del capitalismo, sino a su cruenta decrepitud. El subdesarrollo no es una etapa del desarrollo. Es su consecuencia. El subdesarrollo de América Latina proviene del desarrollo ajeno y continúa alimentándolo.


[1] El Tratado de Tordesillas se firmó el 7 de junio de 1494, ​ entre los representantes de Isabel y Fernando, reyes de Castilla y de Aragón, por una parte, y los del rey Juan II de Portugal, por la otra. Este tratado estableció un reparto de las zonas de navegación y conquista del océano Atlántico y del Nuevo Mundo (América) mediante una línea situada a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde, para evitar un conflicto de intereses entre las coronas de España y Portugal. Entre otras cosas el tratado establecía:…. que por cuanto entre los dichos señores sus constituyentes hay cierta diferencia, sobre lo que á cada una de las dichas partes pertenece, de lo que fasta hoy dia de la fecha de esta capitulación está por descubrir en el mar … que se haga é señale por el dicho mar Océano una raya, ó línea derecha de polo á polo, convien á saber, del polo ártico al polo antartico, que es de Norte á Sur, la cual raya ó línea se aya de dar, é dé derecha, como dicho es, á tresientas é setenta leguas de las islas del Cabo Verde, hacia la parte del Poniente, por grados ó por otra manera como mejor y mas presto se pueda dar, de manera que no sean mas… é que todo lo que hasta aquí se ha fallado é descobierto, é de aquí adelante se hallare, é descobriere por el dicho señor de Portugal, é por sus navios, asy islas como tierra firme, desde la dicha raya, é línea dada en la forma susodicha, yendo por la dicha parte del Levante dentro de la dicha raya á la parte del Levante, ó del Norte, ó del Sul della, tanto que no sea atravesando la dicha raya, que esto sea, é finque, é pertenezca al dicho señor rey de Portugal é á sus subcesores, para siempre jamas, é que todo lo otro, asy islas, como tierra firme, halladas y por hallar, descubiertas y por descobrir, que son ó fueren halladas por los dichos señores rey é reyna de Castilla, é de Aragón, etc., é por sus navios desde la dicha raya dada en la forma susodicha, yendo por la dicha parte del Poniente, después de pasada la dicha raya hacia el Poniente, ó el Norte, ó el Sul della, que todo sea, é finque, é pertenezca á los dichos señores rey é reyna de Castilla, de León, etc., é á sus subcesores para siempre jamas.

[2] Alimonda, H: (2002) Una Herencia en Comala. Ambiente & Sociedade – Ano IV – No 9

[3] Alimonda destaca que: La conquista europea significó una dramática interrupción en el curso histórico natural de la población americana, que en la época representaba 20% de la humanidad. Grandes culturas desaparecieron sin dejar muchos más rastros que las ruinas de sus ciudades; pero también desaparecieron pueblos y naciones indígenas no urbanas, sin dejar ningún vestigio. Se trató de un gigantesco etnocidio, que implicó el sacrificio gratuito de universos simbólicos y de tecnologías adaptadas a diferentes ecosistemas del continente, basadas en siglos de paciente observación de los procesos naturales. Al mismo tiempo, es necesario recordar que este etnocidio tuvo expresión muy concreta en la espeluznante mortalidad que arrasó a las poblaciones indígenas. No se trató solamente de la violencia directa de los conquistadores, de los trabajos forzados, del hambre provocada por la desorganización de los sistemas agrícolas. Fue consecuencia también del efecto devastador que tuvieron, sobre la población de América, hasta entonces aislada del resto de la humanidad (y, por lo tanto, con escasa inmunidad), los microorganismos patógenos transplantados al continente por los europeos (CROSBY, 1993; TUDELA, 1992).